domingo, 14 de enero de 2007

portero

Hace un par de años, todavía trabajaba yo de portero de fín de semana en una agencia de publicidad en Rödelheim, al oeste de Frankfurt. Era un job ideal. Para ir al trabajo, tomaba el metro -línea U7- a una hora tranquila, escuchando música, leyendo y/o escribiendo en el trayecto, llegaba a la agencia, hacia el relevo al compañero en turno de noche y tomaba posesión de mi turno en la portería de aquel edificio reconstruido a partir de la vieja fábrica de bicicletas Torpedo.



Por lo que parece, la firma se dedicaba también a la producción de máquinas de escribir. Ayer vi una máquina de escribir Torpedo en un escaparate de una casa de alquiler de coches que está en la Hanauer Landstraße. Son casualidades, claro, pero uno [yo] tiene la sensación (deseo?) de que las cosas no suceden porque sí, como que quiero ver un orden oculto en el devenir. Lo diré en voz bien bajita, para que yo mismo no me entere: como si existiese algo así como un dios. Había salido hacia el centro de Jean Jules a instalarle en el ordenador el programa de conversión a PDF. Cruzando el bosque, salió el sol por unos momentos. Son tantos días seguidos sin verlo, que me bajé de la bicicleta para disfrutarlo.



En casa de Jean Jules instalamos el programita y le enseñé a incorporar imágenes al documento desde el scanner. Lo fantástico en él es cómo se alegra cuando consigue uno de esos éxitos que parecen tan rutinarios. Su impoluta blanca dentadura irradia felicidad. Ahí se le ve plenamente concentrado.



Había decidido hacer una sesión de fotos en el puerto este (en Frankfurt hay dos puertos; de barcos, sí) y desde casa de Jean Jules el camino más directo es la Hanauer; allí pasé por delante del escaparate de Buchbinder, los del alquiler de autos, y me paré a fotografiarlo (es realmente extraño que no lo haya hecho hasta ahora: todavía no tengo la costumbre de pasarme el día haciendo fotos...).



La foto está reducida, pero no se ve mal. La luna estaba un poquito sucia... La verdad: no es la máquina de escribir lo que me había llamado la atención, ni el Cinquecento. El conjunto es realmente valioso, la estética del escaparate definitivamente alemana, tan kitsch él.

Está entrando un solazo por la ventana... El cuerpo me pide guerra. Me voy. 'tal webo!.


10 comentarios:

LB dijo...

Yo definitivamente creo que las cosas no suceden porque sí, llamémosle dios, la energía, una fuerza cósmica, depende mucho de nuestras creencias, pero yo estoy convencida por mi experiencia personal que todos los encuentros, y hechos de cada día, o la mayoría de ellos tienen un porqué. =)

Un tema idiomático. la frase "el cuerpo me pide guerra" en Argentina es bastante fuerte, eh? jaja. Que la pases bien!

y gracias por la visita al blog, sería interesante ver qué piensan los hombres al respecto de lo que charlamos nosotras, ja-

zalakain dijo...

No, si ya sé, lo que pasa es que una cosa es lo que me pide el cuerpo y otra cosa es lo que me atrevo a darle.

LB dijo...

jajaja!

Anónimo dijo...

Sobre la foto, me encantan las mesas, tan nordicas. En España apenas acabamos de abandonar los muebles de la "Oficina Siniestra", símbolo del Franquismo. Pero aún son eminentemente feas.
Sobre lo de la casualidades, si habéis leido "Las nueve revelaciones", habla sobre eso, sobre que los encuentros no son casuales. No digo que lo de ese libro sea cierto, pero a mi mente infantil le gustaría que lo fuese.

pensando con el corazon dijo...

Pues yo no solo creo en el mundo de la causalidad, sino que`en mi entorno se demuestra día a día..

Digamos que todo tiene una causa y un efecto, y si estamos atentos, podemos hacer las cosas algo mejor...

Un abrazo

Sarsillo

Barbara dijo...

For kyork pel madrepersi, fois, amas kete yeocurando ami... Com est govres xavellas zele postraixos wolviago glivresperao estrovolva bel voz... Res wen, trecom, vi entiandeus le...

zalakain dijo...

my English is very bad too

LB dijo...

Yo también lei "Las nueves revelaciones", como historia es muy entretenida y original, y sí creo que algunas ideas son verdad, no sé si su totalidad, tanto no me atrevería a decir. Y como dijo "pensando con el corazón", yo tengo muchas vivencias personales que demuestran que las cosas suceden por un motivo. Si mantenemos a nuestro "niño interior" despierto, vamos a estar más receptivos a esas cosas. =)

CIBERNETIC OUTMINDS dijo...

hola Zalakain, estoy de acuerdo de que las cosas no ocurren por que sí, nada es casualidad sino causalidad. Me encantó la foto del escaparate, muy auténtica. Y la marca de bicicletas Torpedo es francamente divertido.

Carolina Paz dijo...

definitivamente concuerdo con todos, las cosas paras por una razón, seré prudente y no intentaré convencer a nadie (a ti) que eres el mas esceptico de los que te comentamos aqui. La primera foto está de verdad muy bonita
Un beso