jueves, 29 de enero de 2009

Jugar, jugar

Sólo necesitamos repasar nuestra vida y vemos que todo empezó con el juego.

Hacerse adulto es, para muchas personas, renunciar al juego, o jugar a la rutina, rutina, rutina.

No hace falta haber leído a Piaget -pero mejor si sí- para ver que el juego es el aprendizaje en los sistemas de símbolos, con los que, jugando jugando, acabamos por crear modelos con que comprendemos mejor el mundo.

Jugar, sí, jugar sin descanso y que el silbato de fín de juego nos coja con los ojos bien abiertos y la sonrisa presta.

miércoles, 28 de enero de 2009

dm

En Alemania hay una cadena de droguerías -de creciente éxito- llamada dm, nombre-sigla derivado de "denk mit" (copiensa, piensa con), cuyo fundador es Götz Werner. En uno de sus establecimientos se puede encontrar lo mismo que en cualquier otra droguería, sólo que con especial oferta de productos poco contaminantes o de origen biológico.

Lo que de él me llama la atención no es el éxito de su cadena de droguerías, sino su iniciativa por la creación de la Renta básica universal.

En especial, me llama la atención el hecho de que en todas partes se utilizan argumentos moralistas en favor de su introducción, pero nadie parece utilizar (o aún no lo he encontrado) el argumento economicista que a mí me parece esencial a su favor: que con ello se garantiza un consumo de base.

sábado, 24 de enero de 2009

Die Ärzte

Yo, la verdad, no sé qué es el punk, así que lo que aquí ahora escribo es sólo por llenar el hueco, y escribo lo que escribo sobre lo que escribo para que se sepa, no vaya a ser que parezca que escribo esto porque quiero que alguien crea que tengo alguna idea de lo que estoy escribiendo; no, como digo, perdón: como escribo, no sé qué es el punk; ahora bien, escrito esto, tengo que escribir que, habiendo visto algunos grupos musicales de los que se dice (o quiero escribir que se dice..) que son punks, me he hecho la idea, probablemente prejuiciosa, de que los grupos punk cultivan una estética transgresora, algo así como que tienen la consciencia de que todo lo que el sistema social transmite a sus hijos es sólo digno de desprecio. Visto desde una óptica política correctamente conservadora, sería una estética de rebelión sin causa, porque sí.

Tengo la sensación de que esa estética es en Alemania imposible, o: todavía no es posible... Este país vive aún bajo las secuelas del shock que experimentó cuando se hizo consciente de en qué había consistido el nacionalsocialismo, lo cual se manifiesta en un perenne y omnipresente didactismo movido por una clara idea de lo que es el bien, a saber, todo aquello que contribuye a evitar que el pasado se repita. El recuerdo de lo que aquí sucedió fue persistentemente promovido por las fuerzas USA que hasta no hace mucho ocupaban el país (la soberanía militar alemana y su actuación en el exterior son todavía recientes). Esa ocupación promovió el valor del individuo, quien, en la canción "Rebell", expresa ahora a gritos que su rebelión es con causa, bien detallada, en una explicación de musicalidad emocionalmente explosiva. De esta canción quiero remarcar dos cosas; una: que, en contraposición a las otras dos canciones que incluyo en el post, la letra y el video no tienen contenidos diferentes; no sólo no son diferentes, sino que el video es en parte el emocionalizado (en forma de rojos graffiti que aparecen secuencialmente sobre algo parecido a una banda sonora) texto de la canción; dos: que, a diferencia de lo que -supongo- haría un grupo punk (agredir con expresiones obscenas), el imaginario sujeto de la canción explica el porqué de su conducta de rechazo. Es un video hecho desde ambas perspectivas: la juvenil y la adulta. Puro arte.



No sólo no sé qué es el punk, sino que apenas si sé algo de la banda Die Ärzte, sólo conozco algunas canciones de sus discos de éxitos. Sus componentees son Bela B, Farin Urlaub y Rodrigo González. Parece ser que, en sus primeras andaduras (en las que todavía no participba Rodrigo González, quien se incorporó posteriormente a la banda), tuvieron problemas con la censura y algunas de sus piezas fueron indexadas -es decir: prohibida su difusión- por ser consideradas perjudiciales para la juventud. No sé cómo funciona esto de la indexación, pero creo haber entendido que las obras no se censuran completamente, sino que se impide que lleguen al público indicado. Así que tal vez la banda pudo inicialmente ser considerada punk de forma acertada, no lo sé. Sólo sé que en las piezas que yo conozco es inconfundible el regusto educativo, si bien desde una perspectiva iconoclastamente antiburguesa.

La primera vez que escuché una canción suya estaba trabajando de portero en MCLB, pasaba en el televisor el vídeo que viene a continuación. Me quedé fuertemente impresionado por esa originalidad, propia de una gran empresa publicitaria en lucha contra el machismo.



Hay un detalle que hace especialmente patente ese regusto educativo: del precio de cada entrada a los espectáculos de Die Aerzte se separan 50 céntimos, que van dedicados a un proyecto de reforestación. Ni que decir tiene que es una actuación mucho más seria, más sensata, que esos proyectos (a eso si se podría llamar punk, ciencia punk) de almacenar CO2 en ciertas rocas o sembrar de hierro el mar.

El tono didáctico lo tienen, desde luego, desde una perspectiva muy propia, que, probablemente, para mentes sensibleras es plenamente clasificable como punk o, sencillamente, música indigesta. El ejemplo siguiente, Junge, de su último trabajo Jazz ist anders, no es sino una típica canción acerca de -contra el- aburguesamiento adaptada a los tiempos que corren.



Una música de melodías sencillas y agradables, llena de humor y sentido social. Me gustan muuucho.

martes, 13 de enero de 2009

Obama


Tras escuchar a Barack Obama, me queda claro que, probablemente, hasta Hillary Clinton y John McCain deben de estar convencidos de que ha sido la mejor elección posible. Y es que hay algo que me fascina, más allá de su pose estelar y su fluidez de pensamientos: la conciencia de sus propias limitaciones y la consecuente necesidad de escuchar.










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