jueves, 18 de enero de 2007

al principio eran los verbos y demás

Nací en Barcelona hace 48 años, pronto 49, puaj!.

Soy eso que se conoce como un charnego: alguien que, habiendo nacido en Catalunya, es hijo de padres nacidos en otras regiones de España. Creo que, para la gente joven, esto de "regiones" ya no está en uso ni entre los alevines de fachas. Pero es que nací en una época en la que España, ese estado, estaba dividido en regiones y, desde luego, nación -como madre- no había más que una. Entonces el catalán todavía tenía vedado el acceso a las instituciones y, para los hijos de gentes de fuera, era un idioma extraño que algunas familias hablaban entre ellos, dejando de hacerlo en cuanto yo abría la boca.

Soy un tipo lento, siempre lo he sido. Y creo que tardé bastante en comprender que en la familia de mi padre hablaban también otro idioma, sin duda porque todos hablaban conmigo en castellano, e incluso a veces también entre ellos (sólo en mi presencia y más alto que cuando hablaban gallego). En esa familia, la figura central era la de mi abuelo, el padrino, un señor que inspiraba temor dentro y fuera de la familia y hablaba maravillas del entonces jefe del estado. Mi padre nació en ese pueblo donde campaba mi abuelo: en Merza (Pontevedra).

Por lo que parece, en la familia de mi madre también pasaba, o había pasado, algo así. Mi abuelo era de un pueblo del noroeste de Navarra, de cuyo nombre parezco no querer acordarme ahora. Y mi abuela era de San Sebastián. Si no recuerdo mal, la boda de mis abuelos había sido un acuerdo entre familias, no sé si acompañado del deseo de ellos. Es el caso que mi abuelo era un oficial de carabineros (algo así como la guardia civil de la república) y, como su destino cambiaba con frecuencia, sus hijos fueron naciendo en distintos lugares de España y así fue que mi madre nació en el lugar donde la fecundidad de mi abuela -para su alivio, digo yo- fue puesta a prueba por última vez: Valencia. Ni que decir tiene que mis tíos fueron educados en castellano, pero acostumbrados a la existencia del vasco, que era el idioma utilizado por sus padres cuando, en la exaltación de un conflicto, se dedicaban recíprocamente lindezas a voces.

6 comentarios:

rosa dijo...

te acabo de encontrar por casualidad y me has parecido un tipo muy interesante.

zalakain dijo...

oh, muchas gracias, Rosa; ¿tú crees en la casualidad?

Joana dijo...

Ahora entiendo ese catalán tuyo...
Encantada joven.

pensando con el corazon dijo...

Pues vaya buena mezcla genética eh? pero te falta una semillita andaluza eh?

Saludos

Sarsillo

Raúl Pleguezuelo dijo...

De ahí viene tu amplitud de miras y respeto a la pluralidad.
Un abrazo.

LB dijo...

Bueno, hablando de nacionalidades y demás, yo soy argentina, aunque mis padres, ambos dos son gallegos, lo que me hace una argentina de sangre 100% española =)