domingo, 21 de enero de 2007

libro

A mí me pasa con la lectura como a San Francisco con la posesión de las cosas. Parece ser que él decía «Yo necesito poco y lo poco que necesito lo necesito poco». Yo leo poco y lo poco que leo lo leo poco; eso es seguramente un hecho lamentable, pero no por eso menos cierto.

Me sucede con frecuencia que empiezo algo y lo dejo; no sólo con la lectura, pero especialmente al leer; pocas veces encuentro en él verdadero placer y me sumerjo en el relato. Y cuando eso sucede, con frecuencia acabo el libro después de haber pasado por unos cuantos párrafos como de puntillas, mirando las frases desde arriba desfilar ante mis ojos como garabatos en hileras que apenas dicen algo.

Así que me puedo imaginar que la mía no sea la más aconsejable lectura, no sé bien por qué. Lo sea o no, me voy a atrever a recomendar la de un libro que logró en más de una ocasión devorar mi atención, haciéndome "vivir" en uno de los episodios más lamentables de la historia de nuestro país.

Probablemente, dice eso mucho de mi carácter. Podría haberme introducido en el episodio más feliz de nuestra historia o en la fantasía de una novela de ciencia ficción, o en algún relato histórico del antiguo Egipto ... no, es un relato encuadrado en un momento histórico previo a mi nacimiento, que marcó la infancia de mis padres (nacidos en familias de bandos diferentes) y se extinguió lentamente, como una sombra de muerte y penuria, durante el tiempo que me hizo nacer.

Me puedo imaginar que la novela (pues eso es, pese al título) tiene mucho de autobiográfica; autobiográfica lo es, en mayor o menor medida, toda obra artística: uno no se puede referir a aquello que en absoluto desconoce y sólo puede componer a partir de lo que conoce, de esto siempre hay huellas, signos; en este caso tengo la impresión de que la obra sea un segmento de la vida de su autor, con algunas circunstancias y nombres modificados, como para que no parezca su diario.

Su autor es Paulino Masip, un ilerdense que encontró tardíamente un sitio en los anaqueles de nuestra memoria literaria. Su título es "El diario de Hamlet García". Hace algunos años, no quiero recordar cuántos :-), me lo regaló uno de los intérpretes más entrañables de "Mi Vida", mi hermana, Ampalena. Lo he estado buscando infructuosamente. Temo que haya sido víctima de un descuido en ese último exiliante traslado. Tenía ganas de leerlo por cuarta vez.

6 comentarios:

pensando con el corazon dijo...

Ya.. ahora entiendo eso de "pasar de puntillas o por alto" ja, ja,...

Bueno, parece que este libro te gustó porque pudiste sentirte identificado con su historia... no te prometo leerlo.. pero el título no se me olvida.. y si me "choco" con él.. lo compro...

Saludos,

Sarsillo

Anónimo dijo...

efectivamente, se nota que lees poco

zalakain dijo...

gracias por el cumplido, tesoro; te estaba esperando...

una mujer dijo...

A veces ocurre que cuando se ha leido mucho se pierden las ganas de leer más y más, ¿por qué?, probablemente porque nos vamos encontrando con variaciones de más de lo mismo. Entonces intentamos, deseamos escribir, pero puede ocurrir que nos pase como decía Boris:

Tout a été dit cent fois

"Todo se ha dicho cien veces
Y mucho mejor que por mí
Por eso cuando escribo versos
Es porque me divierte
Es porque me divierte
Es porque me divierte y váyanse a tomar viento."


Por cierto... te he lanzado en mi blog una pregunta... ¿me puedes visitar y responderme?

Te dejo el enlace: http://cuandollegalanoche.blogspot.com/2007/01/buenos-das_22.html

merci

Joana dijo...

Bueno,
imagino que servidora, yo mismamente, soy lo que se denomina una gran lectora, y no hablo solo de la amplitud de mi persona :).
Leo casi siempre que puedo, leo cosas muy variadas y solo he dejado en mi vida 3 libros sin terminar.
Siempre hay una historia que me enamora o engancha.
No dejes de intentarlo.
Petonets des de Mataró.

Anónimo dijo...

Puede que me lo compre.