domingo, 26 de agosto de 2007

Che Guevara

Yo ya no creo en las balas, en verdad en ellas no creía ni cuando en ellas creía, decía. Yo sé que el camino es otro, o que ahora hay otros caminos, que son la herencia de vuestros pasos que en el canto memoramos. Un abrazo desarmado.

filamento

Cuando se hacía oscuro, prendíamos las velas y/o el carburador (si había carburo). Me encantaba la llama que hacía la bujía del carburador, era mucho más intensa y nítida que la de la vela. El carburador era un artefacto metálico parecido a una cafetera en el que se introducía agua y carburo cálcico, de cuya reacción el acetileno salía a presión por la bujía, ardiendo con una intensa, fascinante, llama blancoazulada.

No sólo era la llama; era también el ritual de introducir el agua y el carburo, cerrar a toda prisa el recipiente e inhalar el aromático tufo del misterioso gas; eso, y la periódica ausencia del carburo, le daba una clara ventaja en mis preferencias al carburador frente a la vela.

No sé qué se hizo del carburador; empezó a buscar el camino de la basura cuando nos trajeron la luz a casa; llamábamos luz a la corriente eléctrica.

Aprovechando la instalación que el electricista hizo previa a la traída de la luz, tuve el privilegio de ser el primero de casa en disfrutar de nuevo los beneficios de la luz eléctrica. Me pusieron una lámpara, alimentada con una pila, que podía activar desde la pera, un interruptor que colgaba de un cable que descendía por la pared hacia la cama.

Los primeros días, cuando quería apagar la lámpara, me quedaba mirándola, con una inspiración contenida, como yendo a repetir el gesto de la primera vez, soplar para apagar la luz. Entonces recordaba, miraba la pera, la sujetaba, miraba la lámpara y oprimía el botón. La luz desaparecía y en mi mente permanecía la luminosa reminiscencia en silueta del filamento, como un fino espectro de luz que lentamente se extingue, se extingue, se extingue.

domingo, 12 de agosto de 2007

canción

Hace 32 años -joder, joder- escuchaba por vez primera, tumbado sobre la colcha en el dormitorio del internado, una grabación en cassette de la banda sonora de Patt Garret & Billy the Kid. El auricular (único) era mono. La fascinación que me producía aquella música, que una vez y otra escuchaba, incorporándome con esfuerzo contrariado cada vez que el clac! del aparato me obligaba a dar la vuelta a la cinta, no la puedo describir; ¿cómo describir ese estado en que uno no siente el cuerpo y todo es música, sólo (divina) música?.

El disco lo tuve en vinilo y en CD, vaya usté a saber.

Ahora escucho en mp3 la grabación bajada gratis de la red. Y me pregunto si este placer lo debo a la calidad de la música o al recuerdo de aquel éxtasis.

evolución

La señora, de domingo vestida, me miraba sonriente, la cabeza inclinada, "señor, ¿usted cree que el mundo ha aparecido por creación o por evolución?".

La mente es una mezcolanza de ideas, impulsos, deseos, blabla, de los que uno -a veces inexplicablemente- escoge lo que le parece conveniente, despreciando con un infinitesimal gesto de asco algo que, en el momento de hablar, podría salir por la boca. Seguro que en aquel momento podría haber dicho "y a mí que me importa, tía boba, a quién se le ocurre dar la tabarra al personal con la biblia en la mano". Pero no, le sonreí, mirando dulcemente a sus ojos, y le contesté: "pues la verdad es que no lo sé, ni creo que pueda saberlo, y, si he de serle sincero, ... ni tengo un gran interés en saberlo ni estoy seguro de que creación y evolución sean respuestas incompatibles a su pregunta".

Evolución la de los globos multicolores que en este momento parten del polvoriento suelo de mi escenario mental, y ya no parten porque han llegado a la azul (celeste) bóveda y se funden en el lacrimal de una acrilblanca nube sobre la que, sentado, un aleatorio dios juguetea en su eteerno octavo día, llorando sin saber por qué (saladas) lágrimas que, tras caer, una mar forman, la Mar, sopicaldo primigenio, de langostinos y cigalas lleno, y percebes y peces otros que no sobreviven (y mira que luchan) y llegan los dinosaurios, lógicamente, por evolución.

- Nosotros somos lo que somos y todo eso son pajas mentales, me dice Pepito Grillo tras un verde espejo.

- Sí, eso es así -reconozco mientras, fugazmente, reacciono y pienso en hojear el periódico y ojear las ofertas de trabajo del día.