La E.T.A. ha matado a un miembro de las fuerzas de ocupación del País Vasco. En una situación así lo que toca es indignarse y lanzar soflamas patrióticas, la turba del PPSOE ya está a la carga. Salta a la vista que esto es una guerra. Una guerra en la que está escrito: los perdedores son los vascos, porque el argumento de las armas es el más necio que se puede utilizar; da fuerza moral a un invasor con armas mucho más poderosas y debilita la postura negociadora de los vascos que niegan la violencia. Cada invasor muerto fortalece un poco más a los ocupantes. La mía es una voz en el desierto; aquí, cuando pienso en el País Vasco, la palabra España no me remueve tanto las tripas.
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