domingo, 4 de mayo de 2008

La Leipziger Strasse


Bockenheim es uno de los muchos barrio-pueblos de que consta Frankfurt. La Leipziger es la calle de la vidilla del barrio. En las horas punta es un hormiguero humano.

3 comentarios:

princesa del vértigo dijo...

¿conoces Darmstadt? está cerca de Frankfurt. Hace 44 años aparecí allí, de repente

zalakain dijo...

Caramba, adorada princesa, ya lo dice Berlin: el mundo es una caja de sorpresas. Cuando fui a Darmstadt por vez primera tenía 44 años

Me pregunto qué quiere decir lo de "de repente". Suena como si realmente te hubiese traído la cigüeña :-)

princesa del vértigo dijo...

Así es, querido.
Una pareja de cigüeñas aventureras decidieron, en contra de lo acostumbrado,probar suerte y emigrar hacia el norte. Confiados por la abundancia de comida que les proporcionaban los vertederos de las industrializadas ciudades alemanas y resguardados del frío por el ardor amoroso típico de los primeros meses de sagrado matrimonio, construyeron su nido en una torre de la ciudad de Darmstadt.

Y un día el cigüeño de vuelta de sus habituales recorridos por las fiestas cerveceras de todos los pueblos germanos de los alrededores, se encontró con un inesperado regalo de la cigüeña: envuelta en un hatillo asomaba la cabeza una hermosa cigüeñita de alta alcurnia que lucía un cuello laaaargo, laaaargo y un pico de oro rojo.

El cigüeño, entusiasmado con su regalo, no reparó en que se acercaban años de nieves y se pasó los tres años siguientes planeando con su princesa ciconia-ciconia de fiesta en fiesta para que todos pudiesen admirar la gracia y elegancia de sus alas en su precoz vuelo.

Pero a la cigüeña-madre, con las patas en la tierra, falta del calor inicial de los primeros años que la protegía de los gélidos vientos del norte, se la empezó a helar el corazón y las alas, que empezaron a fallarle en sus intentos por volver al nido.
Suerte que allí eran muuuu modernos y tenían unas máquinas hechas a imagen y semejanza de sus congéneres que surcaban el aire hacia el siempre cálido Sur.

Y así fue como en mi tercer cumpleaños vientos racheados me trajeron a Madrid.