martes, 20 de marzo de 2007

reciclaje



Cuando yo era niño, existía la profesión del trapero; recuerdo al de Sant Cugat viniendo en su carro con vistosas ruedas de radios de madera tirado por un muy grueso caballo rubio pardoso de melena y cola claras. Se lo llevaba todo: cartones, vajillas, muebles viejos; pagaba muy bien las botellas de champán. Los niños nos colgábamos del carro y él renegaba y agitaba la campana que de un cordel colgaba; y gritaba: "drapaaaaireeeee".



3 comentarios:

adelle dijo...

Yo tambien recuerdo de mi niñez, el viejo del carretón que se llevaba las cosas que se dejaban de usar en la casa, pero yo le tenia miedo y me escondía cuando se acercaba a mi casa, mis hermanos (para molestarme) me decían que se llevaba a los niños para venderlos.

zalakain dijo...

je je; sí: del carro del drapaire sólo se colgaban niños, no era una cosa de niñas; sin duda, es por eso que yo también me colgaba; era, como más tarde lo fue con el fumar, una tortura de iniciación al mundo macho. El carro en sí, lleno de trastos viejos, asustaba un poco.

Pero siempre he tenido claro que era un trabajo, no ya digno, sino necesario. Hoy existen grandes empresas que se dedican a reciclar con mayor o menor éxito todos esos desechos que en su momento nos hicieron la vida más cómoda. El drapaire era un pionero.

Coro dijo...

Ay, qué recuerdos de mis doce años en Cataluña... El Masnou, mis primeros siete años; Barcelona, cuatro, cómo quiero a Barcelona; Mataró, allí trabajé en una editorial; Sant Cugat, donde viven buenos amigos; Rubí, también estuve allí por trabajo... y la Costa brava en barco los veranos, y la montaña nevada en invierno, Sort, La Vall d'Aran... y otros muchos sitios preciosos... Sitges, Lleida, Girona...
Ay, cuando llego de visita a un blog de por aquellos lares... cómo me gana la nostalgia... perdona noi... el catalá... els meus amics...

Saludos