jueves, 3 de julio de 2008

mu+si+ca

Lo mío con la música es como el tiempo, a veces frío, a veces tormenta... Últimamente amanezco bajo el anticiclón de la música dance. El palabro designa muchas variantes musicales, pero, en general, creo que se trata de ritmos para ser bailados. Más importante que los sentimientos o emociones que pueda despertar, en la música dance es la posibilidad de realizar movimientos rítmicos dotados de un cierto autismo: es un baile de/por/para el/la bailarin/a, hecho para ser practicado en la intimidad de la propia habitación/celda y ser expuesto en algún local/calle. Resulta admirable porque parece el resultado de despojar a la música de su sensorialidad, haciendo una suerte de ripeo. Esa raspa, ese esqueleto rítimico que queda tras el ripeo, resulta ser un pasillo hacia el trance. Sus variantes serían susceptibles de todo tipo de análisis, en mi caso sería el ritmo cardiaco el criterio de medida. Hay un bumbum básico que puede estar más o menos equidistante del pulso normal y la taquicardia, y un bumbum proyectado que vendría dado por la concentración de oxígeno en la sangre irrigante del cerebro durante el acompasamiento corporal al bumbum básico. Lo mejor de todo es su aprendibilidad. Hija de su tiempo, viene acompañada de una marea de cursos virtuales para no iniciados, en este caso uno de tectónica de cuerpos.


No hay comentarios: