viernes, 4 de julio de 2008

el manifiesto

La cuestión que late en el trasfondo del llamado "manifiesto por la lengua común" es la de la estructuración territorial del estado; el meollo del asunto es si el español es un estado plurinacional o no.

Ni que decir tiene que se trata de un asunto de carácter constitucional, de saber si es necesario o no modificar la constitución del 78 y en qué sentido.

Esa constitución fue elaborada en circunstancias muy diferentes a las actuales: hoy día no queda rastro aparente de la enorme influencia que entonces ejercía el aparato militar sobre la administración del estado, por lo que es de suponer que la actitud de los posibles nuevos padres de la constitución (¿habría hoy madres?) sería muy diferente de la de entonces.

Esa mentada cuestión de la plurinacionalidad (o no) del estado, en apariencia puramente teórica, tiene una vertiente puramente práctica reflejada en la pregunta "¿tienen los ciudadanos españoles la obligación de comprender y utilizar correctamente las lenguas españolas en los territorios donde son oficiales?". El manifiesto es una respuesta a esa pregunta con un claro no; lo hacen apoyándose en el artículo tercero de la constitución, que "zanja" el asunto lingüístico como sigue:

"
1. El castellano es la lengua española oficial del Estado. Todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla.

2. Las demás lenguas españolas serán también oficiales en las respectivas Comunidades Autónomas de acuerdo con sus Estatutos.

3. La riqueza de las distintas modalidades lingüísticas de España es un patrimonio cultural que será objeto de especial respeto y protección.
"

Resulta obvio que la realidad lingüística no castellana es, en ese artículo, una realidad tolerada, consentida, no soberana.

El manifiesto es el llamado de la España de la caverna, representada en todo (!!!) el espectro político (tomando como referencia esa cada vez más difusa convención izquierda/derecha), gritando que aquí hay una sola nación. Lo de grande y libre ya lo han conseguido (PIB per cápita sobrepasando al italiano, la libertad (de iniciativa empresarial de los ricos) campando por doquier...). Les falta que quede inequívocamente, indeleblemente clara la palabra una.

A mí se me antoja llamarla huna, para dejar claro el sentido de este textículo, que en absoluto pretende ser objetivo, sino mera opinión. Mi opinión está claramente influenciada por ese tufo a franquismo de la constitución del 78 y del actual espectro político español, en especial esa llamada Izquierda Unida. Perdón, voy a vomitar.


estandarte de la legión cultural española

2 comentarios:

M. Domínguez Senra dijo...

Zalakain: ¿se puede vivir en Cataluña y no estar loca sin estar de acuerdo con ese manifiesto al que te refieres y mucho menos con el contramanifiesto de la Associació d'Escriptors de Llengua Catalana y el frente llamado Galeuzka? Si todos ellos son los intelectuales del territorio español, es de pena.

zalakain dijo...

Bueno, cada uno ve las cosas según el color del cristal con que las mira. Yo a Catalunya le reconozco el status de nación. Consecuentemente, sólo me sirve un estado plurinacional.

Es en esa lógica en la que yo me instalo para propugnar el Frente Charnego, cuya única lengua es el castellano, o hispaniol, como yo lo llamo (la palabra español aplicada al idioma me produce una alergia similar a català asociado a normalització).

En cuanto a tu pregunta, me sobra más de la mitad. Yo me pregunto simplemente si es posible vivir en Catalunya y no estar loca/o.

Como charnego que soy, a la pregunta le encuentro un sentido (o se lo quiero encontrar). Siguiendo en la perspectiva charnega, si en la frase sustituyo Catalunya por España, la pregunta me parece definitivamente retórica.

Resumiendo: es el estado el que, impidiendo la soberanía catalana, me impide (impedía) desarrollar mi personalidad charnega, porque justifica (da sentido) esa emetizante reacción llamada nacionalismo catalán.

Viva Charneguia libre, por un referéndum de autodeterminación!!!!!!!!!.