Diana, una amiga colombiana, de seductora voz y carácter como a una diosa corresponde, me envía un mail donde se habla del posible amaño de la operación de liberación de Ingrid Betancourt. Al escuchar las palabras de Betancourt me sentía inquieto porque había algo en ellas que me hacía vivirlas en déjà écouté. Ahora lo sé, era la voz de Diana, ese dulce acento colombiano, el más bello al hablar castellano. Tengo que decir que, sea amañado o no, me alegra mucho que eso se acabe. Vamos a hacer un coro de voces (las vuestras las más bellas) que sustituyan las armas y cantaremos colombiano.
4 comentarios:
Aquí te dejo mi castiza voz para hacer coro por el fin de la violencia. Yo también celebro que este caso se haya resuelto de esta manera.
Una vez tuve un novio-express colombiano, melodramático y danzarín él. Me decía que, aunque no había encontrado nada que igualase la dulzura de la voz de las colombianas, mis susurros de española-cañí provocaban un sinfin de explosivas sensaciones.
¿Y tu voz, como suena a la orilla del Main?
Besos castizos, reinventados en susurrantes besos colombianos.
Querida princesa, mi voz suena fabulante y fantasiosa, pero no hay nada mejor que unos oídos crédulos para hacer cualquier cosa realidad. Por eso, desde ayer, soy otro, como siempre. Oh, gracias, gracias, por tus besos colombianos, son los mááás dulses.
Columbesos.
La forma y el por qué, tienes razón que es lo de menos. Lo de más es ella. Ella y todos y cuantos no sabemos, ni conocemos.
Saludos
Un saludo encantado, paralelo49
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