He estado observándome fijamente, como danzando alrededor del espejo, mirando desafiante la silueta desplazarse con los puños prestos, a saltitos, como desafiando a la imagen, provocándome; inesperadamente he lanzado el puño y le he asestado un golpe tremendo, he visto cómo el yo se hacía cristalitos, al alcanzar su puño con un brutal golpe de cara.
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