martes, 22 de abril de 2008

el león

El día había comenzado con un azul de mundo feliz en el cielo, nítido celeste que a los ojos el infinito acercaba.

En mis ojos flotaban restos de un sueño con tiburones que habían jugado conmigo a dioses de lo profundo.

Vi desaparecer el agua al emerger mi cabeza y acercarse el techo de la habitación, pasando después sobre mí el marco de la puerta, bajo mis pies el suelo corriendo; con aire de sofoco en los pulmones, la puerta del baño se acercó y me tragó.

Me miró el espejo y pensé -un instante- en hacer una relámpago descripción de las legañas del (de un) yo. Dentro, así lo sentí, a corro bailaban Nietzsche, Freud, Foucault y Camus, al son de "La Ensaimada", a ritmo montañés a la flauta interpretada por Gustavo Adolfo Panadero. Con sostenido fervor cantaban, uniforme escolar y espardeñas, sonrisa forzada, divinas vocecillas, a ellos ajenas.

Yo extasiado escuchaba y veía, tras el espejo, ir y venir del león los pasos, quien, parece ser, había descubierto: para recuperar la dignidad devorarme debía. ¿Por qué?; creo, intuía que yo era quien lo mantenía como virtual imagen confinado en mi ego deseado. Cómo él lo supo, si lo sabía, no lo sé. Sé que lo creí.

Nunca había el león tan inquieto estado. Todavía su cordial -mansa- pose en mi memoria un rincón de dicha habitaba. Me confundía su desasosiego. Para calmarlo, un pastel instantáneo de variadas humanas carnes soñé, con nobles pensamientos aderezadas, ideales, pasiones, lealtad. Mas al león el pastel un comino importaba y sus pasos aceleraban se.

No sin inquietud, me fui a la cocina, donde no supe qué hacer. De ahí a la sala. Puse a sonar las campanas tubulares de Miguel Campoviejo. Me asomé a la ventana, intentando en la luz por el bosque la huida, mas el vidrio a mi lado, con del león la pregunta, hacia mí me volvía. ¿Qué sabía el león?. ¿Qué sabía yo del león?. ¿Qué yo del león sabía?*.

Luego preparé un café. Desayuné, navegué por la red y un anuncio de Loewe me recordó el espejo. Volví al baño, apuntando al espejo; miré, acercándome, fijamente a sus ojos, abrí las fauces y el león me devoró muriendo en el acto sobre el frío vidrio.

* Aquí llegué a querer poner, contra mi voluntad, no sé si acentuando el cual, "¿Cual yo del león sabía?".

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Una ensaimada es el mejor medio de transporte para volver a la vida despierta.

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De la Wiquipèdia:

"Una ensaïmada és una pasta feta amb farina de blat de força, aigua o llet, ous, sucre, saïm de porc (d'ací el nom), i llevat. Originària de Mallorca i exportada amb èxit a d'altres indrets, està regulada com a Indicació Geogràfica Protegida. Té forma de caragol car es fa a partir de pasta que s'estira fins a fer-la molt prima, s'enrotlla per fer una corda i després es caragola. És habitual posar-hi sucre per sobre.

Una de les característiques pròpies de l'ensaïmada, que la diferencien d'altres pastes, és el fet de que ha de tovar dues vegades.

És probable que sigui un derivat d'un dolç jueu, amb l'afegit del saïm de porc per a desjudaïtzar-lo".

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