viernes, 25 de mayo de 2007

hierba



Ayer volvía de estar con Sofía, eran las ocho y pico. Había en la atmósfera algo que me hacía quasilevitar, y no era sólo la belleza del declinar de ese día soleado, esa luz que hace sentir la vida como un regalo impagable, no, estaba en el aire, entraba por mi nariz y me llevaba a mi niñez, de vacaciones en la Galicia de mi padre, mi Galicia. La hierba del camino ha crecido y madurado y me ha devuelto a ese sitio sin tiempo donde huele a heno, a heno, a heno.



No hay comentarios: