jueves, 29 de enero de 2009

Jugar, jugar

Sólo necesitamos repasar nuestra vida y vemos que todo empezó con el juego.

Hacerse adulto es, para muchas personas, renunciar al juego, o jugar a la rutina, rutina, rutina.

No hace falta haber leído a Piaget -pero mejor si sí- para ver que el juego es el aprendizaje en los sistemas de símbolos, con los que, jugando jugando, acabamos por crear modelos con que comprendemos mejor el mundo.

Jugar, sí, jugar sin descanso y que el silbato de fín de juego nos coja con los ojos bien abiertos y la sonrisa presta.

2 comentarios:

Donbeto dijo...

Creo que hacemos símbolos, al menos en parte, porque nos aterra el silbatazo final.
Te saludo, ¡Oh Zalakain!

M. Domínguez Senra dijo...

Mis juegos de niña eran callejeros (saltar, correr, esconderse, hacer equilibrios). A las canicas y a los cromos de picar era bastante torpe, pero era la mejor en las gomas. En casa jugábamos al parchís y me dejaban ganar alguna vez pero siempre por acuerdo magnificiente de los otros jugadores. Yo creo que lo mío es el scrabble, pero nunca he jugado (en el sentido de competir).

No he leído a Piaget, y creo que se me nota.

Un saludo.