viernes, 17 de octubre de 2008

primera toma

Para mi primera toma literaria he escogido, para sorpresa de los yos que creíamos tener prejuicios proeuropeos, cuatro películas norteamericanas. Es verdad que de ellas se puede decir que, siendo norteamericanas, tienen, directas y/o indirectas, claras referencias europeas.

La primera de ellas, la que anida en el germen de la idea, es Lolita, la versión de Stanley Kubrick (1962); durante la gestación se ha agregado la de Adrian Lyne (1997). La segunda ha resultado ser El Padrino, de Francis Ford Coppola (1972, 1974, y 1990). La tercera (la que me ha hecho retomar la inicialmente abandonada idea), es La maldición del Escorpión de Jade, de Woody Allen (2001). La última en agregarse (anoche) es De repente, el último verano, de Joseph L. Mankiewicz (1959).

Pero también es verdad que eso se puede decir de toda la cultura norteamericana y que, igual que la cultura española no se entiende sin referencias a la italiana/romana, la cultura norteamericana es inexplicable sin hablar de la cultura europea.